Esa cajita màgica.

Hace casi dos años, en un taller de artesania al que iba con mis amigas, me lateaba escuchar las mismas conversaciones, claro, todas ellas con hijos, no hablaban mas que de mi hijo hace esto y hace esto otro, yo soltera y sin prole no entendia como se habian olvidado de tener conversaciones de un nivel mas elevado, digamoslo asi.

Que el Alfredo se volvia loco con los monitos de Bob el constructor, entre tantos otros que yo no habia oido ni en pelea de perros, asi se me pasaba la tarde escuchando pormenores de estas madres, y volvia a mi casa con un sabor amargo, una por que no habia podido tertuliar de temas mas actuales o interesantes, y dos, por que notaba que para entrar en ese circulo tan cerrado me hacia falta un hijo, el que no llegaba nunca por razones medicas y de estricta "mala cuea".

Ahora, las entiendo "tan bien", hasta que me toco vivir en carne propia lo poderosa que se vuelve la cajita magica para los chicos, confieso que me se hasta los horarios de los mono que pasan en la tele, y lo peor, me se tooodas las canciones y los nombres de cada uno, hasta me he pillado saltando como retardada, moviendo las manos, cantando feliz el tema"una cancion para ayudar" de los hermanos koala, todo para que mi retoño se ria de lo ridicula que se ve su madre.

Y ni hablar de la media hora que me tengo que mamar viendo Barney, el dinosaurio de un amariconado color morado, gordo y sin ninguna gracia, que tanto le gusta a mi hijo, al final termino cantando y dandole el abrazo que pide la cancion. No se por que me molesta tanto este mono picante y sus secuaces, ya deberia haberme acostumbrado, asi como lo hice con los malditos teletubbies.

Al final, que tanto importa saber a cuanto esta el barril de petroleo, o si al Mamo le dieron mas condena, ahora es muchisimo mas importante que no se me pase la hora para ver a Barney, el dinosaurio maricòn!!!